Fue uno de los músicos más importantes del país. Cantautor, compositor y productor, logró reconocimiento en Latinoamérica como líder de la banda Soda Stereo y también cosechó logros como solista. El 4 de septiembre de 2014 murió a los 55 años. Permaneció internado en coma durante cuatro años, como consecuencia de las complicaciones que tuvo al sufrir un accidente cerebrovascular en 2010 en Venezuela. Su música sigue vigente y la mejor manera de recordarlo es a través de sus canciones: 1 “Puente” – Bocanada Si Bocanada es el auténtico debut solista de Gustavo Cerati luego del final de Soda Stereo, “Puente” es la canción himno de un álbum de reinvenciones. Junto a nuevos talentos de la generación de recambio del rock argentino, Cerati reveló en incontables sampleos su educación musical y puso en duda el valor de la autenticidad. “Puente” es uno de los pocos temas que no incluye fragmentos ajenos, bastaron una melodía celestial, compuesta con una guitarra criolla, y un estribillo explosivo para alcanzar la gloria. 2 “Adiós” – Ahí vamos Como una de las pocas baladas dentro de un disco esencialmente rockero y eléctrico, “Adiós” brilla en la simpleza pop de su armonía y en la efectividad de su letra. Sobre una base en mi menor, construida con el arpegio de una guitarra eléctrica sin distorsión, Cerati utiliza la tercera persona del plural para hacer foco en el fin del amor y el deseo arrasado, a través de imágenes de identificación universal. Acá aparece el primer aporte autoral de su hijo Benito (“poder decir adiós es crecer”), toda una máxima blindada cayendo justo sobre el pico emocional de la canción. 3  “Amor amarillo” – Amor amarillo Tras años de giras a bordo de un monstruo cada vez más grande, en 1993 Cerati decidió apretar el botón de pausa para priorizar su paz hogareña. El tema que da nombre a su primer disco solista comprime el cambio de clima: con un riff que alterna entre un vuelo psicodélico en cámara lenta y un flow blusero, el líder de Soda puso en el centro narrativo a su vida familiar, y en particular a la llegada de su primer hijo. “Hay algo en el aire, un detalle infinito y quiero que dure para siempre”, canta embelesado por el contacto con un mundo del que desconocía su existencia. 4 “Crimen” – Ahí vamos El fin del amor como un irresuelto vandalismo del corazón. Esa podría ser la trama, deliberada y no oculta, del primer corte de Ahí vamos, que musicalmente desconoce el ADN de la propuesta de la obra (guitarrera, catártica, vitalista) presentándose como una balada de piano. Esta excepción estelar encarna el tema crossover por excelencia del artista, el más difundido de su carrera solista, y habilita una veta estilística que nunca continuaría, incluso complementada por un video que parece guionado por Raymond Chandler y sus historias de detectives en quiebre moral. 5 “Déja vu” – Fuerza natural La construcción de un hit en tiempo real. Cerati explica el misterioso proceso de lo “ya vivido” y juega con su fascinación por retener el tiempo. “Esta canción ya se escribió hasta el mínimo detalle”, dice subido a un in crescendo de guitarras oblicuas y el ritmo sostenido por la batería de Sterling Campbell (David Bowie, The B-52’s). “Es una canción que se escribe sola, que parece haber sido escuchada antes”, dijo Cerati, y su hijo Benito llegó aún más lejos cuando escribió en Twitter: “Veo muchas similitudes entre ‘La carretera’, de Julio Iglesias y ‘Déjà vu’, de mi viejo”. 6 “Lago en el cielo” – Ahí vamos En el medio de un disco de riffs y chispazos valvulares, este tema sobresale por oposición. La canción que parte al medio la lista de Ahí vamos es el ejercicio pop definitivo del repertorio solista de Gustavo Cerati, con un telar de guitarras en movimiento constante. Casi a contrapelo de su habitual iridiscencia, “Lago en el cielo” es una canción de amor que pide mesura en los actos: “Me sirvió para reforzar algunas ideas, como decir ‘yo sé que todo está increíble, que vamos para el mismo lugar, pero vamos despacio, sin apresurarnos ni crearnos falsas expectativas’”, explicó en 2006. 7 “Av. Alcorta” – Amor amarillo Con la agenda dividida entre Buenos Aires y Santiago, Cerati retrató en “Av. Alcorta” esa suerte de vida nómade a ambos márgenes de la cordillera: de un lado, la avenida que surca Núñez; del otro, el barrio trasandino de Providencia en donde esperaba el nacimiento de Benito. Todo ocurre a cimbronazos guitarreros con guiños a Color Humano y Aquelarre, y sobre el final, el último verso (“He cerrado el cielo para ti/ Ya no tengo tierra para mí”) pone a la vista una única conclusión: con los tantos repartidos entre Argentina y Chile, Cerati se sentía un habitante de ningún lado. 8 “Cactus” – Fuerza natural Con Fuerza natural convertido en una suerte de viaje introspectivo y autorreferencial, “Cactus” hizo contacto con la formación folclórica de su infancia. Sobre el arpegio de “Tiger Mountain Peasant Song”, de Fleet Foxes, Cerati desarrolló una pieza psicodélica del altiplano. Si “Raíz”, “Sulky” y “Cuando pase el temblor” eran intentos de aggiornar el folclore, “Cactus” hace el proceso inverso: su recorrido es la búsqueda del propio origen en una suerte de ritual chamánico, una levitación suave, que empieza en el desierto norteño y termina entre médanos y témpanos. 9 “Vivo” – Siempre es hoy “El fin de amar es sentirse más vivo”, repite Cerati sobre un remolino de guitarras circulares, en una canción cargada de silencios, como resabio de Soda. El track, en el que diserta sobre la fuerza magnética de una relación de dos, carga con aroma folclórico por su cadencia rítmica, desde donde brota un sampler de “Dazed and Confused”, de Led Zeppelin y un Rhode firmado por Charly García. 10 “La excepción” – Ahí vamos El punto de partida en la primera sesión de Ahí vamos. Con una banda mínima (Fernando Nalé, Leandro Fresco y Emmanuel Cauvet, a los que se sumaría Richard Coleman en la versión final), Cerati contó cuatro y dio forma a un riff poderoso y distorsionado que definió el concepto general del disco. Con ecos de las texturas de guitarras de Canción animal (1990), “La excepción” es también un ejercicio de estilo autoconsciente: “Yo quería jugar con un ideario rockero, donde las palabras ‘satisfacción’, ‘fuego’ y ‘arder’ son parte esencial, quería que estuvieran ahí”, dijo Cerati.